Cita de la semana

"Dicen que los jugadores de futbol somos como esclavos. Si esto es esclavitud, denme una cadena perpetua"
- Bobby Charlton, campeón mundial en 1966

jueves, 25 de febrero de 2010

De chícharos y delanteros




La posición de delantero es una de las más gratificantes en el futbol. Generalmente, las luces siempre apuntan hacia ellos. Son los que se llevan las primeras planas, los sueldos que hacen salivar a cualquiera y los que, por su posición en el terreno de juego, tienen más oportunidades de enviar el balón a la red (la sensación más hermosa que puede haber, sólo equiparable con el primer trago de un clamato después de una noche de asquerosidades).

En los últimos años ha existido una preocupación constante por la falta de delanteros mexicanos. Quiero decir, de delanteros mexicanos de CALIDAD. En mi infancia (y quizá, la adolescencia o pre-adultez de varios lectores), recuerdo en las portadas a Carlos Hermosillo, Luis Miguel Salvador, Luis Roberto Alves "Zague" y a Luis García peleándose los títulos de goleo del torneo local. Después vino una invasión de extranjeros en la cual sólo algunos destellos de mexicanos como Jesús Olalde, Cuauhtémoc Blanco, Jared Borghetti y Omar Bravo destacaban. El galardón al máximo romperredes, en la mayor parte de la década pasada, caía en manos de argentinos (Vuoso, Marioni, Silvera, Gaitán, Alfredo Moreno, Emmanuel Villa), chilenos (Suazo y Mancilla) y paraguayos (Cardozo y Cabañas), entre otros.

Previo a la jornada 8 del torneo Bicentenario, la tabla de goleo no sólo sorprende, ilusiona y alegra.










Javier Hernández -Guadalajara-mexicano (8)
Miguel Zepeda-Atlas-mexicano (7)
Abraham Carreño-Monterrey-mexicano (5)
Miguel Sabah-Morelia-mexicano (4)
Fredy Bareiro-UAG-paraguayo (4)
Ulises Mendívil-Pachuca-mexicano (4)
Pablo Barrera-UNAM-mexicano (4)

Un paraguayo entre seis mexicanos. Dos de ellos -Hernández y Barrera- anotaron en la masacre de anoche ante una débil escuadra de Bolivia. Ayer, en la alineación de Aguirre no hubo Guillermo Franco, ni hubo Giovani Dos Santos. Tampoco hubo Carlos Vela, ni se escuchó el nombre de Nery Castillo. El torneo Bicentenario ha visto, como hace tiempo no se veía, a jóvenes (y no tan jóvenes como Zepeda o Braulio) batiéndose en cada partido. Tal vez siempre lo han hecho o quizás este torneo lleve una carga especial. Todos quieren un lugar en el mundial.

Con esto no estoy diciendo que no se les debe de volver a tomar en cuenta a los jugadores que militan en Europa, pero la pregunta que nos hacemos de un tiempo acá recorre nuestras mentes una vez más: ¿qué tanto pueden aportar nuestros delanteros que, aunque experimentan un nivel más alto de futbol, no cuentan con los minutos de juego necesarios para tener un ritmo apropiado para una justa mundialista?

No sé. Aguirre -y su experiencia europea- lo sabrá mejor.

Mientras tanto, de este lado del Atlántico, se nos nota ilusionados, contentos de lo que hacen cada semana Hernández, Barrera, Sabah, De Nigris y demás. Es el fin de la escasez. Se vienen decisiones de terror para Javier Aguirre, pero es mejor eso, a no tener hacia dónde voltear.

México debe de tener gol si aspira a algo. Hoy, Peláez es narrador y Zague también (aunque todavía no se le entienda al hablar). Luis García es twittero (@GarciaPostigo) y Hugo Sánchez está desempleado.
Hay que seguirle dando oportunidades a nuestros delanteros que jornada tras jornada le sacan un pedo a los porteros y, por qué no, pensar en darles los números importantes de media cancha para adelante. El 8, el 9, el 10 y el 11.

Los nuevos titulares. Y al que no le guste, que lo demuestre en cualquier parte del mundo, aunque eso signifique convencer a su entrenador de que lo meta más seguido.

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